SE OFRECE MITO PARA SER DESTRUIDO
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Coge el mito que más te apetezca y conscientemente tÃralo a la papelera
Mito 1. Un hombre no maltrata porque sÃ. Algo habrá hecho ella para provocar. Esto lleva a justificaciones sutiles como esas noticias en las que leemos 'ella le abandonó' 'Asesinada porque tenÃa un amante' 'porque se fue con otro', 'porque le quitó a sus hijos'... Está también esa otra parte tan perversa de 'raro es que no lo haya hecho antes porque era insoportable', 'yo no hubiera aguantado tanto', etc. que se unen a la perfección con el Mito 10 en un cóctel letal. Un hombre maltrata porque cree que está en su derecho de exigir por la fuerza un comportamiento determinado de su pareja a la que considera de su propiedad ('si no es mÃa no será de nadie', 'le advertà que no me dejara...')
Mito 2. Maltratadores y vÃctimas son personas de escasa cultura, bajo nivel de estudios y clase social desfavorecida. Aquà entra la categorÃa ‘porque son inmigrantes’ (pero nadie se refiere a los de alto poder adquisitivo, obviamente). Pobreza y falta de recursos son factores de riesgo, pero el principal de esos factores de riesgo es uno: ser mujer. Las mujeres pobres no sufren más violencia pero sà tienen menos medios para salir de ella sin ayuda de la asistencia social o los recursos públicos. Las mujeres con posibilidades económicas suficientes pueden alejarse de su maltratador ‘sin escándalo’ con relativa mayor facilidad y, salvo casos muy puntuales, su situación de vÃctimas no se hace pública. Si se hace, piensen en los casos de famosas de cualquier paÃs que estallan de vez en cuando y cómo las tratan los medios y la opinión pública ¿no intentarÃan esconderlo en la medida de lo posible?
Mito 3. Todos los hombres son violentos y cualquier hombre puede perder el control sin convertirse en un maltratador. La violencia no es un comportamiento inevitable (salvo en caso de patologÃas de las que se habla en el Mito 4). Si quien pierde el control lo pierde con su esposa y no con su jefe ¿no nos da alguna pista? Debemos, además, distinguir un episodio de ira aislado y único de las violencias continuadas (visibles o invisibles) que sustentan el ciclo de la violencia de género dentro de las parejas heterosexuales. Los accesos de ira son una alerta, no creas que aunque no hayas pegado nunca no eres maltratador, o que porque nunca te han puesto la mano encima no te están maltratando.
Mito 4. Los maltratadores son enfermos mentales, o tienen algún tipo de adicción. Falso también. Menos del 10% de los casos de violencia de género son ocasionados por trastornos psicopatológicos según los estudios realizados por la OMS y en distintos paÃses con resultados similares. Solo están enfermos de machismo, una enfermedad virulenta y contagiosa. En lo relativo a las adicciones ¿por qué entonces las personas adictas atacan a ‘sus’ mujeres y no a otras personas? El uso o abuso del alcohol o las drogas puede ser un desencadenante, pero no es la causa.
Mito 5. El maltratador ha tenido una infancia difÃcil, fue maltratado... en realidad no tiene la culpa. Aunque es un punto muy controvertido en el que la doctrina y las y los especialistas no alcanzan un acuerdo, ni todos los maltratadores fueron maltratados, ni todos los maltratados son hoy maltratadores. Por contra, muchos de ellos son hoy activistas contra la violencia de género.
Mito 6. Es una cuestión de pareja, no somos quién para meternos en la vida privada de la gente. Escribo desde España y este mito, afortunadamente, se ha desterrado del imaginario social, no sin trabajo. Pero no es asà en muchos paÃses de nuestro entorno geográfico y cultural.
El maltrato es un problema social y de salud pública de primera magnitud, que se arraiga en la estructura de las sociedades y que desde antes de nacer da privilegios y poder o lo quita en base a qué tenemos o no entre nuestras piernas (crudo, pero cierto).
Mito 7. Si se quedan será por algún motivo. Claro que sÃ; pero nunca los motivos que se imputan: no se quedan porque les gusta, ni porque no quieren trabajar, ni porque prefieren que las mantengan. ¿Se dan cuenta? Si quedan, será para que las mantengan. Si se van, es para que las mantengan. No se quedan porque son masoquistas y disfrutan con ello. Me recuerda esto, y no puedo dejar de pensarlo sin indignarme, la frase ‘sarna con gusto no pica’ dicha respecto de un muy conocido caso de malos tratos en España por un académico de la lengua española, el nefando Pérez Reverte.
Mito 8. Ellas también maltratan a los hombres y lo hacen en la misma medida, o más. Tras este mito viene toda una retahÃla de mitos machistas: las estadÃsticas de violencia están falseadas, la mayor parte de las denuncias son falsas, denuncian para conseguir dinero... todas desmentidas una y otra vez con pruebas que los grupos que las manifiestan se niegan a admitir. La violencia cometida por mujeres existe, es condenable y está condenada en todos los paÃses del mundo, cosa que no se puede decir de las violencias de los hombres contra las mujeres. Lo que me pregunto es ¿incluso en el caso de que fuera idéntica, que no lo es, por qué cada vez que se habla de violencia machista la conversación acaba de nuevo poniendo el foco en los hombres no como maltratadores que es el mayor número de casos sino como vÃctimas?
Mito 9. Las vÃctimas de violencia de género son mujeres pasivas que no hacen nada para salir de su situación y no saben lo que quieren. Lo hacen y lo hacen a costa de sus propias vidas. ‘Hacer’ no es solo salir de la situación. Hacer es sobrevivir cuando están destrozadas emocionalmente, es protegerse en la medida de lo posible, es buscar ayuda. Sobrevivir dentro de la relación es hacer. El proceso de toma conciencia desde las primeras fases en las que la violencia es sutil y se justifica en base a todo un entramado social y cultural que nos enseña a ello, es largo para las vÃctimas pero es un proceso activo.
Mito 10. Los asesinatos por violencia de género son casos aislados. ¿Casos aislados? El terrorismo machista ha matado en España más personas (mujeres, niñas y niños) que la banda terrorista ETA. Quizás en algunos paÃses maten a menos que en otros, pero una sola vida serÃa demasiada. Un asesinato es solo una punta de iceberg de un océanos de violencias cotidianas que destruyen la autoestima, generan un miedo paralizante e impiden desarrollarse como personas libres a las mujeres que los sufren cuando están vivas.